Ante la emergencia de salud que atraviesa el mundo entero, ha sido inevitable adaptarse a los cambios. Lo abrupto de la situación acelera la transformación de los canales de comercio tradicionales y la cultura laboral de las empresas, todo ello determinado por la tecnología como facilitadora de la comunicación a distancia y como una herramienta que llegó para quedarse después de pasar la contingencia.
Bajo este contexto, el reto en las empresas ha sido la gestión de equipos de forma remota para manterner la dinámica del negocio de la mejor manera posible, lo que implica un cambio repentino de la cultura del control y la vigilancia, a una apertura laboral basada en la confianza y la autonomía, un método de gestión que puede dar como resultado un compromiso más profundo de los colaboradores.
Todo esfuerzo de colaboración y comunicación debe estar enfocado en asegurar el bienestar de los colaboradores y del negocio, certidumbre que permitirá establecer un compromiso profundo y de corresponsabilidad a partir de conductas como:
- Comunicar los cambios importantes. La distancia en la dinámica de trabajo produce un vacío de comunicación que trae consigo incertidumbre. Mantener informado a los equipos de trabajo con transparencia debe ser una prioridad en la gestión de las personas. Algunos elementos como los mensajes compartidos desde el cuerpo directivo podrían inspirar a las personas a mantener su compromiso.
- El reconocimiento. Se trata de poner en práctica la escucha y la empatía para ser consciente de los esfuerzos que cada colaborador realiza en su labor diaria. El reconocimiento es fundamental para reforzar comportamientos y valores dentro la compañía, oportunidad que se presenta, por ejemplo, con la situación enfrentada por madres y padres con jornada de trabajo o el personal de sistemas que tiene el gran reto de que las herramientas tecnológicas funcionen.
- Sostén emocional. Es importante dar seguimiento al estado emocional de los compañeros de trabajo, conocer sus necesidades y sobre todo fortalecer un liderazgo e inteligencia emocional que gestione, atienda y canalice las emociones propias y ajenas.
- Impulso del compañerismo. La cohesión de los equipos de trabajo y la confianza entre las personas permite que sean mucho más productivos. Fomentar actividades de comunicación intra e intergrupales permitirá un trabajo transversal entre las áreas de la organización, como reuniones virtuales, conversaciones casuales alejadas del trabajo, llamadas ocasionales, clases y asesorías entre compañeros, entre otras.
- Respaldo a los líderes. Es importante reflexionar sobre las herramientas con las que cuentan los gerentes o cabezas de los equipos. Tener claros los puntos mencionados anteriormente, ayudará a adaptar el estilo de liderazgo a las necesidades del equipo y del entorno de la compañía. Actividades como sesiones con mentores especializados, gestión de capacitaciones, acceso a los indicadores del negocio, comunicación directa con el comité directivo, apertura de foros para exponer dificultades y estrategias, fortalecerán la comunicación que permerá hasta el último escalafón de la organización.
Ante las inminentes vicisitudes que enfrenta la dinámica laboral es necesario aplicar cambios en la relación con los colaboradores, por ello es importante humanizar al máximo esta situación en la que todos estamos dando un poco más de nosotros, aprovechar la oportunidad de adoptar nuevos hábitos de gestión de personas, así como establecer un liderazgo que impulsa niveles de confianza para así crear un ambiente que promueva la proactividad, la autonomía, el empoderamiento, la resolución de tensiones y sea el semillero de nuevos líderes.