Ante los cambios generados en las empresas por la contingencia de salud, se ha puesto a prueba su capacidad de adaptación y reacción, lo cual representa a nivel organizacional, uno de los más grandes retos y áreas de oportunidad, ostentando a la comunicación como una excelente herramienta para gestionar el cambio.
Si acudimos a la raíz de la palabra comunicación, Romina Schnaider señala que los orígenes de este término hacían referencia en la Edad Media, a una acción comunitaria de participar en común o poner en relación. Y hoy más que nunca, en el planeta entero tenemos un mismo objetivo, una misma preocupación.
Es así como regresamos a lo esencial, a ese factor humano que nos hace vulnerables y rebasa nuestra necesidad de control. Fomenta una empatía y una conexión emocional, generadas el nivel intra e interpersonal de la comunicación, señalados por Alejandro Gallardo Cano, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Debemos tomar muy en cuenta que cualquier empresa o sociedad está compuesta por individuos y en situaciones como la que nos encontramos, cada uno tiene una manera única de asimilarlo, enfrentarlo y superarlo. Obviamente, en cuestión organizacional, la empresa debe proporcionar los elementos que hagan que el individuo realice los cambios lo más rápido posible y la organización resienta cualquier tipo de contingencia lo menos posible.
Esta intracomunicación o conexión con lo que hay dentro de nosotros, es un nivel que no sólo en lo organizacional es complicado de entender, sino en lo personal, ya que la educación emocional es una asignatura que aún no se imparte en las escuelas, por lo que en ocasiones somos incapaces de encontrar las respuestas de nuestras reacciones emocionales en nuestra psique, ya que es más fácil culpar a algo o alguien más.
Como especie, el ser humano ha demostrado en toda su historia, una constante dominación del entorno, donde a través de la técnica, las herramientas y la razón, encontró certezas de todo lo que acontece en la naturaleza, a nivel macro y micro. Hoy esas respuestas no están a nuestro alcance, se vislumbran como intentos por remediar esta crisis mundial, pero hasta ahora, ninguna garantiza abatir con el virus que aqueja a todos los países.
Es así que para entender el cambio en el exterior, primero es importante entender cómo están impactando todos estos movimientos en mi comunicación intrapersonal, en mi psique, ya que es aquí donde comienzan a gestarse los factores determinantes para cumplir los roles y funciones que desempeñamos en las organizaciones y la sociedad: colaborador, compañero, amigo, padre de familia, ciudadano.
Hoy, el cambio sobreviene como una amenaza a nuestra integridad, y a pesar de la resistencia, la coyuntura nos obliga a tomar acción. Desde la parte alta del organigrama, a través de los mandos medios, el equipo y el trabajo individual.
Por ello es muy importante, trabajar en inicio con lo personal y así escalar a lo grupal, permitiendo que el liderazgo sea un proveedor de certezas, de seguridad y, sobre todo, un mediador entre lo emocional y la eficiencia, entre lo productivo y el bienestar. Este regreso a la nueva normalidad puede resultar lo más ameno posible cuando la comunicación empieza por nosotros, al escucharnos para así escuchar a los demás.